Este maravilloso capitel esculpido, se inscribe dentro del arte visigodo del siglo VII y junto con otro capitel situado en el mismo transepto en el que se representa a Daniel en el foso de los leones, es considerado uno de los más destacados relieves de este periodo.
Debido a su realización por medio de la técnica de talla a bisel en dos planos es un relieve con una importante profundidad. Está decorado profusamente por medio de roleos vegetales y animales en el cimacio, en la cartela inferior se alude por medio de un texto a la escena que se representará en el frente del capitel, el pasaje bíblico del sacrificio de Isaac. En él, observamos a Abraham, con el cuchillo en la mano, dispuesto a ejecutar el sacrificio de su hijo Isaac que se encuentra sobre un altar. A la derecha un cordero que alude al sacrificio que finalmente es realizado por Abraham y a la izquierda la mano de Dios parando el sacrificio.
En época visigoda los programas iconográficos dentro de los edificios religiosos eran realmente importantes. El cristianismo empezaba a ser la base de unión entre los pueblos europeos y por supuesto estaba asociado al poder de los pueblos, por esta razón era vital que todo el pueblo, la mayoría iletrado conociera perfectamente esta religión, de ahí el gran desarrollo de la iconografía por la cual cualquier persona de la época podía conocer el cristianismo, y al conocerlo, ser adoctrinado.